¿Qué es la Novena a la Divina Misericordia?

La Novena a la Divina Misericordia es una poderosa oración de nueve días consecutivos que Nuestro Señor Jesucristo mismo dictó a Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia. En su diario, Santa Faustina registró las palabras exactas de Jesús sobre esta práctica devocional especial.
“Deseo que durante estos nueve días lleves a las almas a la fuente de mi misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte.
Cada día traerás a mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en el océano de mi misericordia.”
Esta novena comienza el Viernes Santo y concluye el sábado antes del Domingo de la Divina Misericordia (primer domingo después de Pascua). Durante estos nueve días, Jesús prometió conceder toda clase de gracias a quienes la recen con sinceridad y confianza en su infinita misericordia.
¿Cómo se Reza la Novena a la Divina Misericordia?
El rezo de la Novena a la Divina Misericordia es sencillo pero profundamente significativo. Jesús deseaba que durante estos nueve días, lleváramos diferentes grupos de almas a la fuente de su Misericordia para que obtuvieran fuerza, alivio y gracia.
Para cada día de la novena:
- Se recomienda comenzar con la Señal de la Cruz.
- Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia – Esta oración utiliza las cuentas del rosario tradicional pero con diferentes oraciones.
- Leer la intención específica del día correspondiente.
- Rezar la oración particular para ese día de la novena, pidiendo al Padre Eterno gracias por los méritos de la Pasión de Jesús.
- Finalizar con un acto de confianza en la Divina Misericordia.
Es especialmente recomendable rezar esta novena a las tres de la tarde, la “Hora de la Misericordia”, momento en que Jesús entregó su espíritu en la cruz. Sin embargo, puede rezarse en cualquier momento del día.
Intenciones para Cada Día de la Novena
A continuación, se presentan las intenciones específicas dictadas por Jesús a Santa Faustina para cada uno de los nueve días:
Primer Día (Viernes Santo)
Intención: Toda la humanidad, especialmente los pecadores.
“Hoy, tráeme a toda la humanidad, especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el océano de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.”
Segundo Día (Sábado Santo)
Intención: Las almas de los sacerdotes y religiosos.
“Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga Pasión. A través de ellas, como por canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.”
Tercer Día (Domingo de Pascua)
Intención: Las almas devotas y fieles.
“Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el océano de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del Via Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.”
Cuarto Día (Lunes de Pascua)
Intención: Los que no creen en Jesús y los que aún no le conocen.
“Hoy, tráeme a los paganos y a aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga Pasión, y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el océano de mi misericordia.”
Quinto Día (Martes de Pascua)
Intención: Las almas de los que están separados de la Iglesia.
“Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados, y sumérgelas en el océano de mi misericordia. Durante mi amarga Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresen a la unidad con la Iglesia, mis heridas sanarán y de este modo aliviarán mi Pasión.”
Sexto Día (Miércoles de Pascua)
Intención: Las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños.
“Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las más semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían ante mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias.”
Séptimo Día (Jueves de Pascua)
Intención: Las almas que veneran y glorifican especialmente la misericordia de Jesús.
“Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de manera especial, y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más pena sintieron por mi Pasión y las que penetraron más profundamente en mi espíritu. Ellas son el reflejo vivo de mi Corazón compasivo.”
Octavo Día (Viernes de Pascua)
Intención: Las almas que están en la cárcel del purgatorio.
“Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio, y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi Sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio.”
Noveno Día (Sábado de Pascua)
Intención: Las almas tibias.
“Hoy, tráeme a las almas tibias, y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, si es posible, aleja de mí este cáliz. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.”
La Novena y la Fiesta de la Divina Misericordia
La Novena a la Divina Misericordia es una preparación directa para la Fiesta de la Divina Misericordia, celebrada el primer domingo después de Pascua, también conocido como el Domingo de la Misericordia o Domingo in Albis. Esta fiesta fue establecida oficialmente por San Juan Pablo II en el año 2000, durante la canonización de Santa Faustina.
Jesús reveló a Santa Faustina la importancia de esta Fiesta con estas palabras:
“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de mi misericordia.”
Durante esta fiesta, Jesús prometió gracias extraordinarias, particularmente el perdón total de los pecados y de la pena debida por ellos (indulgencia plenaria) a quienes se confiesen y reciban la Sagrada Comunión en ese día.
La Novena, por tanto, es el camino perfecto para preparar nuestras almas para recibir las extraordinarias gracias prometidas en la Fiesta de la Divina Misericordia.
El Significado de la Misericordia Divina
La Misericordia Divina es la manifestación del amor infinito de Dios que se expresa a través del perdón, provocando la conversión y la recuperación de la unión perdida con Él. Es un atributo divino por el cual Dios, movido por su amor, perdona nuestros pecados y nos ofrece la oportunidad de reconciliarnos con Él.
En Cristo, Dios misericordioso se revela como Padre amoroso. Como dijo Jesús a Santa Faustina:
“Mi Corazón está colmado de gran misericordia para las almas, especialmente para los pobres pecadores… Para ellas brotó sangre y agua de mi Corazón como de una fuente rebosante de misericordia.”
La confianza es la respuesta esencial a esta misericordia. Jesús insistió repetidamente a Santa Faustina sobre la importancia de la confianza:
“Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo, porque en tales almas vierto todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho, porque mi deseo es dar mucho, muchísimo.”
La Divina Misericordia nos invita no solo a recibir el perdón de Dios, sino también a ser misericordiosos con los demás, como Jesús nos enseñó:
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7).
Conclusión
La Novena a la Divina Misericordia es un hermoso regalo que Jesús nos ha dejado a través de Santa Faustina. Al rezarla, participamos activamente en la obra salvífica de Cristo, llevando almas a su misericordia y obteniendo gracias especiales para nosotros mismos y para los demás.
Preparémonos con fervor para la Fiesta de la Divina Misericordia mediante esta poderosa novena, confiando plenamente en las palabras de Jesús: “El alma que confíe en mi misericordia no perecerá.”
Que la Divina Misericordia de Jesús nos acompañe siempre y nos conduzca a una vida de mayor confianza, amor y servicio.
Este artículo ha sido preparado con información basada en el Diario de Santa Faustina Kowalska y las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre la Divina Misericordia.