
La Coronilla de la Divina Misericordia es una de las devociones más poderosas y consoladoras del catolicismo moderno. A través de esta sencilla pero profunda oración, millones de fieles en todo el mundo han encontrado paz, consuelo y numerosas gracias espirituales.
En este artículo, te guiaré paso a paso para que puedas rezarla correctamente y conocer las extraordinarias promesas que Jesús reveló para quienes la practican con devoción.
Origen e historia de la Coronilla
La Coronilla de la Divina Misericordia tiene su origen en las revelaciones privadas que Santa Faustina Kowalska, una humilde religiosa polaca, recibió de Jesús entre 1931 y 1938. En su diario “La Divina Misericordia en mi alma“, Santa Faustina relata cómo el 13 de septiembre de 1935, tuvo una visión donde vio a un ángel ejecutor de la justicia divina. Movida por inspiración interior, comenzó a implorar la misericordia de Dios para el mundo.
Al día siguiente, Jesús mismo le enseñó esta oración, diciéndole: “Esta oración sirve para aplacar mi ira. La rezarás durante nueve días con un rosario común”. Jesús explicó a Santa Faustina que a través de esta oración, Él derramaría un océano de gracias sobre las almas que se acerquen a la fuente de Su misericordia.
La Coronilla fue aprobada oficialmente por la Iglesia Católica junto con la devoción a la Divina Misericordia. San Juan Pablo II, gran promotor de esta devoción, canonizó a Santa Faustina el 30 de abril de 2000, designando el Domingo de la Divina Misericordia (primer domingo después de Pascua) como fiesta para toda la Iglesia universal.
Guía completa paso a paso para rezar la Coronilla
Rezar la Coronilla es un proceso sencillo que puedes realizar con un rosario común. Lo ideal es rezarla a las 3 de la tarde, la “Hora de la Misericordia“, momento en que Jesús expiró en la cruz, aunque puede rezarse en cualquier momento del día.
Oraciones iniciales
- Señal de la Cruz: “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.”
- Padre Nuestro: “Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.”
- Ave María: “Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”
- Credo de los Apóstoles: “Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.”
Las cinco decenas
En el rosario, cada decena comienza con una cuenta grande y continúa con diez cuentas pequeñas. La estructura de la Coronilla es la siguiente:
En la cuenta grande (al inicio de cada decena):
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.”
En las diez cuentas pequeñas (de cada decena):
“Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Esta secuencia se repite cinco veces, completando así las cinco decenas del rosario.
Oraciones finales
Después de las cinco decenas, se reza tres veces:
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.”
Luego, se concluye con esta oración opcional pero recomendada:
“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío.”
Finalmente, se puede terminar con la Señal de la Cruz.
Las 14 promesas de Jesús para quienes rezan la Coronilla
Jesús reveló a Santa Faustina numerosas promesas para aquellos que recen la Coronilla con devoción. Entre las más destacadas están:
- “Por medio de esta coronilla obtendrás todo, si lo que pides está de acuerdo con Mi voluntad.”
- “Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como Juez justo sino como Salvador misericordioso.”
- “Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte.”
- “Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, se aplacará la ira divina y la insondable misericordia envolverá al alma.”
- “A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en la vida y especialmente a la hora de la muerte.”
- “Concederé gracias excepcionales a las almas que confían en Mi misericordia.”
- “Defenderé como Mi propia gloria, durante sus vidas y especialmente a la hora de la muerte, a las almas que recen esta coronilla.”
- “Las almas que recen esta coronilla son guardadas por Mi misericordia durante su vida y especialmente a la hora de la muerte.”
- “Me complace dar todo lo que Me pidan a través de la coronilla.”
- “Si la recitan los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será serena.”
- “Los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación.”
- “Aunque se trate del pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita.”
- “Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi misericordia.”
- “A través de esta coronilla, te concederé todo lo que me pidas.”
La Coronilla de la Divina Misericordia es un regalo espiritual extraordinario para nuestro tiempo. A través de esta sencilla pero profunda oración, puedes experimentar la inmensidad del amor misericordioso de Dios y ser canal de ese amor para otros.
Como dijo Jesús a Santa Faustina:
“La humanidad no encontrará paz hasta que se dirija con confianza a Mi misericordia.”
Te invito a incorporar esta poderosa devoción en tu vida espiritual diaria y a difundirla entre tus seres queridos.
Como aseguró Jesús:
“A través de esta coronilla, te concederé todo lo que me pidas.”
Preguntas Frecuentes
Encuentra respuestas a las dudas más comunes sobre la coronilla de la Divina Misericordia.
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¿Cuál es el mejor momento para rezar la Coronilla?
Aunque puede rezarse en cualquier momento del día, Jesús pidió especialmente que se rezara a las 3 de la tarde, la “Hora de la Misericordia”, cuando entregó su espíritu en la cruz. Dijo a Santa Faustina: “En esta hora, nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión.”
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¿Se necesita un rosario especial para rezar la Coronilla?
No, puedes usar un rosario común. La estructura física es la misma que la del Rosario mariano tradicional.
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¿La Coronilla puede reemplazar al Rosario tradicional?
No, son devociones complementarias. La Iglesia anima a practicar ambas. El Rosario está centrado en la meditación de los misterios de la vida de Cristo bajo la guía de María, mientras que la Coronilla se enfoca específicamente en la Divina Misericordia.
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¿Puedo pedir por intenciones específicas?
Sí, antes de comenzar la Coronilla puedes ofrecer tus intenciones particulares, confiando en la promesa de Jesús de conceder lo que se pida a través de ella, siempre que esté en conformidad con Su voluntad.
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¿Hay alguna indulgencia asociada con la Coronilla?
Sí, la Iglesia ha concedido indulgencias parciales por rezarla y puede obtenerse una indulgencia plenaria bajo las condiciones habituales (confesión, comunión, oración por el Papa) cuando se reza en común ante el Santísimo Sacramento o junto a un moribundo.
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¿Es posible rezar la Coronilla en grupo?
Absolutamente. De hecho, Jesús prometió: “Cuando dos o más la recen unidos, todo lo que pidan lo obtendrán.”
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¿Qué hacer si no tengo tiempo para rezarla completa?
Jesús reveló a Santa Faustina que incluso una breve invocación con confianza, como “Jesús, en Ti confío”, puede ser suficiente para recibir gracias especiales si se hace con sincero arrepentimiento y confianza.